Buscar este blog

miércoles, 18 de febrero de 2015

TARTA DE AVELLANA

Una lectora dijo de nosotros en una ocasión que éramos "un club de delicatessen para gordas". Qué mejor forma que estrenar el año haciendo honor a nuestros principios. Porque hoy queremos cerrar el menú asturiano que os hemos ido preparando a lo largo del año pasado. Si recordáis, teníamos unos chorizos a la sidra que podrían ir de entrante, un cachopo como plato principal e, incluso, habíamos elaborado la bebida: una deliciosa sangría de sidra. Nos faltaba el final feliz. Culinariamente hablando.

La gastronomía asturiana es rica en postres y dulces, teníamos dónde elegir. Ya casi nos habíamos decidido por unas casadielles (dudábamos si hacerlas fritas o al horno) cuando una reunión de amigos en Oviedo hizo que cambiáramos nuestros planes. Aquel día entre otros temas hablamos de Cocina Paradiso y Keny, gran amiga, tevergana de pro y seguidora del blog, nos propuso un reto: nos haría una tarta de avellana y nos pasaría la receta para que, a cambio, nosotros preparásemos otra y publicáramos una entrada en el blog.

Dicho y hecho: aquella quedada tuvo lugar un domingo y el miércoles siguiente Keny nos trajo a casa (servicio a domicilio inmejorable) una tarta de avellana que estaba para chuparse los dedos.

La tarta de avellana de Keny. ¡Estaba tan sabrosa que nos olvidamos de hacerle una foto antes de meterle mano!

La propuesta de Keny nos convenció: la avellana es uno de los productos típicos de Asturias y, además, tendríamos el gusto de preparar una tarta que no es tan popular como otros postres de la tierra. Total, que aceptamos el reto y, aunque con bastante retraso, nos pusimos manos a la obra. La verdad es que la receta es facilísima.

NECESITARÉIS:

- 1/4 kg. de avellana molida.
- 1/4 kg. de azúcar.
- 4 huevos.
- 4 galletas tostadas tipo María.

Recomendamos tener a mano un cascanueces: podéis abrir las avellanas con los dientes, pero es tontería dar dinero fácil a los dentistas.

Una vez cascadas las avellanas, las trituraremos con una picadora, Thermomix, MyCook o cualquier artilugio de que dispongamos para estos menesteres.

Las avellanas antes y después de pasar, pobrecillas, por la picadora.

Precalentaremos el horno a 200º. Batiremos los huevos junto con el azúcar. A continuación añadiremos las galletas bien troceadas y la avellana molida y lo revolveremos todo.

El proceso. No el de Kafka, sino el de nuestra tarta.

Echaremos todo el engrudo en un molde desmontable que previamente habremos cubierto con papel antiadherente y lo meteremos al horno a 190º durante unos 30 minutos. Y listo.

La tarta de avellana una vez desmoldada. ¡Exquisita, oigan!

Importante: no toméis el tiempo de horneado como un dogma de fe, sino como una orientación; cada horno es un mundo y nadie mejor que vosotros sabe cómo jugar con los tiempos y las temperaturas de su propio horno. En este sentido, hemos de vigilar que la tarta quede hecha, pero que no llegue a dorarse demasiado, ya que en ese caso quedaría muy reseca. Nosotros quisimos hacer algo un poco diferente a la propuesta original de Keny y probamos a dorarla menos (observaréis que la diferencia de color entre ambas es visible). Las dos están buenísimas, creednos. Ya es cuestión de gustos el que vuestro paladar se decante por una o por otra.

Esperamos vuestros comentarios. Como siempre, os animamos a que la hagáis, la probéis... ¡y nos lo contéis!

Nuestro sincero agradecimiento a Keny por su colaboración y... ¡Saludos culinocinéfilos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario