Buscar este blog

martes, 11 de febrero de 2014

CHOCOLAT, O EL MEJOR CHOCOLATE A LA TAZA DE MADRID

Hacía frío, mucho frío en Madrid aquel día de últimos de diciembre de 2010. Habíamos convencido a mi madre para que viniese a pasar las Navidades con nosotros (siempre hay que convencerla: ya tiene cierta edad y cada vez le da más pereza meterse en el cuerpo los 450 kilómetros que nos separan de Asturias) y deambulábamos por el laberinto de callejuelas que pueblan el barrio de las Letras en busca de algún lugar donde pudiéramos tomar algo calentito. Por fin, dimos con un local pequeño, discreto, que no parecía destacar demasiado en el entorno. Un cartel en la fachada rezaba Chocolat. Echamos una ojeada a través de la puerta de cristal, nos gustó lo que vimos y entramos.


Fue una gran decisión, sin duda.



Chocolat se encuentra en el barrio de Huertas, en la confluencia de las calles Santa María con San José.

Porque, aunque la fama se la lleve San Ginés, donde se sirve el mejor chocolate a la taza de Madrid tiene un nombre bastante más evocador. En el barrio de Huertas, enclavado en pleno Triángulo del Arte (entre los museos del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía), casi escondido en una esquina, en la confluencia de las calles Santa María con San José, hay un local cálido y acogedor, con un encanto particular (no esperéis lujos: tan solo un ambiente muy agradable en el que estar), donde aquel día probamos un chocolate a la taza como hacía tiempo no saboreábamos. Quedamos enamorados de aquel lugar y desde entonces Ana y yo acudimos a menudo, eso sí, menos de lo que querríamos.




Tu capricho hecho chocolate: no podrían haber elegido un lema más acertado.

En Chocolat elaboran un chocolate a la taza exquisito, negro, espeso, consistente, con cuerpo y sabor, de esos que cuando lo tomas con la cuchara casi puedes masticarlo en la boca. Cuenta Juan, su propietario, que el chocolate con el que trabajan tiene un alto grado de pureza y es bajo en azúcar, lo cual, unido al hecho de mantener el chocolate al baño maría, garantiza la máxima calidad posible. Aquí ya entraríamos en disquisiciones técnicas que no vienen al caso, pero damos fe de que ese cariño con el que tratan la materia prima se percibe en la textura y en el sabor del chocolate. No obstante, sin perjuicio de lo dicho, saben hacer el chocolate al gusto de cada uno: a mi madre, por ejemplo, le gusta más un chocolate no tan denso, más licuadito, y así se lo sirvieron a petición suya.


El mejor chocolate a la taza, churros, bizcochos, tartas, pastas,... una delicia para el gusto.

Pero no sólo de chocolate vive Chocolat. También ofrecen cafés de todo tipo y más de cincuenta clases de tés e infusiones naturales. Y, para acompañar, podéis elegir entre una gran variedad de deliciosos bizcochos y tartas artesanales y unos churros y porras que están para chuparse los dedos (podéis, incluso, ver cómo los hacen), nada que ver con ésos grasientos o aceitosos con que nos podemos encontrar en otras chocolaterías; yo, de hecho, a diferencia de Ana, no soy nada "churrero" y os garantizo que es el único sitio donde siempre que vamos cae algún churrito para el gaznate. También sirven menús del día, pero éstos no los hemos probado: una cuenta pendiente en nuestro debe.


Tú eliges: ¿chocolate o café... o té? También tienen más de cincuenta clases de tés e infusiones naturales.

Por si fuera poco, son detallistas: nunca falta el vasito de agua acompañando al chocolate (en muchos otros sitios tienes que pedirlo) y, además, os obsequiarán con pastas y galletas para hacer más dulce la espera (nunca excesiva) en la mesa. En este sentido, es de justicia destacar al personal del local: pura simpatía y profesionalidad. Siempre, siempre, os atenderán con amabilidad y con una sonrisa para haceros sentir tan a gusto como en casa.

La bandeja repleta de pastas y galletas que os ofrecerán (¡alguna, no todas, que os conocemos!) para hacer más dulce la espera.

Tienen un amplio horario y abren todo el año; tan solo lo limitan un poco en agosto, mes en que no abren por las tardes. Por cierto, que en verano no hay excusa para dejar de ir a Chocolat, porque hacen un chocolate frío delicioso. No es lo mismo que el chocolate caliente a la taza, es cierto, pero está riquísimo.


El pasado 26 de diciembre Chocolat cumplió 10 añitos en Madrid.

No hace mucho, el pasado 26 de diciembre, el establecimiento cumplió 10 añitos en la capital, cada día más valorado debido en gran medida al boca a boca. Tanto si residís en Madrid como si estáis de paso, y si sois amantes del buen chocolate, os recomendamos que os perdáis por un rato en el encanto de Chocolat: vuestro paladar os lo agradecerá.


Qué mejor que Chocolat y unos bomboncitos o un buen tazón de chocolate para pasar en casa una tarde fría de febrero

Como también os recomendamos, ya entrados en materia, Chocolat, pero en este caso la película protagonizada por Juliette Binoche: todo un canto a la libertad, a los placeres de la vida, a la vida en sí misma, al carpe diem. Con ese aroma a chocolate que casi traspasa la pantalla y ese poso a cuento de hadas... Si no la habéis visto, dadle una oportunidad; si lo habéis hecho, siempre es un buen momento para revisionarla. Eso sí, con una ambientación adecuada: que no falten unos bomboncitos para picar o, quizá mejor, un buen tazón de chocolate mientras vemos la peli en una tarde fría de febrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario